EL APOSTOLADO EN NUESTRA CONGREGACIÓN
Carácter apóstólico de la Congregación
Todo el entramado de nuestra Congregación
está enfocado directamente a la misión apostólica,
y su vida y sus estructuras
imbuidas de las necesidades espirituales y pastorales
que de ella derivan.
Cada uno de los religiosos lo comparte
y le consagra todas sus energías,
cualquiera que sea la situación en la que se encuentren
o el tipo de actividad al que la obediencia lo haya destinado.
Nuestro apostolado en la Iglesia
Nuestra Congregación
participa de la misión apostólica de la Iglesia
con espíritu de colaboración humilde y activo,
promoviendo iniciativas acordes con su carisma.
La actividad apostólica y nuestro carisma
La Congregación
entiende que el servicio a Cristo en los pobres
es el elemento característico de su misión apostólica,
para la cual son fuente de inspiración permanente
el Fundador y la tradición
válidamente reconocida por la Iglesia.
Nuestras comunidades, pues,
se implicarán de manera activa en favor de los pobres
y de la juventud abandonada
en sus diversos campos de apostolado,
tratarán de sensibilizar acerca de sus necesidades
a cuantos con ella se relacionan, viven o trabajan,
y colaborarán con las iniciativas de la Iglesia o la sociedad.
Unidad de la Congregación en la misión apostólica
Para desarrollar de manera apropiada
y en todas partes su misión,
nuestra Congregación
se caracteriza por una particular unidad,
que también se refleja en sus estructuras
y requiere de los religiosos
movilidad apostólica y disponibilidad personal.
Dimensión comunitaria de nuestro apostolado
El apostolado de nuestras casas es comunitario.
Todos los religiosos
están llamados a hacer vivo y eficaz
el carisma de la Congregación
con la riqueza de dones que han recibido del Señor.
Es deber de los superiores
discernir con espíritu de humildad y caridad
los talentos personales de los hermanos
y fomentarlos
para bien de la comunidad y la Congregación.
Pluralidad de ministerios para una única misión
Unidos como sacerdotes o laicos
por la consagración religiosa,
participamos de una única misión apostólica
aunque con distintos ministerios
y colaboramos, como educadores en la fe,
en el servicio común de la caridad.
El ejemplo de San Jerónimo
La Congregación
propone a los religiosos algunas de las actitudes
que animaron a San Jerónimo y a sus primeros compañeros.
Exhorta a todos sus hijos
a testimoniar con sus obras
la fe y la esperanza en el Señor,
a servir con humildad y fervor a los pequeños y necesitados,
a acogerlos con sencillez de corazón y ternura,
y preferir aquellos ambientes y lugares
donde es más grave la realidad de la indigencia.
Les insta a ofrecer a cuantos es enviada
el alimento vivo de la Palabra de Dios y los sacramentos;
a ayudarlos a crecer en la fe
mediante una catequesis adecuada;
a introducirlos progresivamente
en la oración personal y en la plegaria comunitaria;
a fomentar su testimonio cristiano
y su compromiso pastoral en la Iglesia;
y a cultivar la semilla de la vocación
religiosa y sacerdotal
en cuantos manifiestan indicios
de la llamada del Señor.
Eficacia de nuestro apostolado
Nuestro apostolado será tanto más eficaz
cuanto más unidos estemos a Cristo el Señor,
y seamos más dóciles al Espíritu Santo.
Por tanto, nuestros religiosos
se dejarán guiar únicamente por la caridad de Cristo
y por el celo de los hermanos,
actuando en espíritu de obediencia,
y con tal desapego por las cosas terrenas
y por los intereses personales.
De las Constituciones y Reglas (CC.RR) de los Padres Somascos
Servicio a los huérfanos y a la juventud desamparada
Pastoral juvenil y escolar, ministerio parroquial y ministerio sacerdotal